Efecto
destructivo de un huracán asociado a fuertes precipitaciones
(lluvias fuertes)

Las lluvias que
acompañan a los huracanes son extremadamente variables
y difíciles de predecir. Pueden ser muy fuertes y durar
varios días o se pueden disipar en horas. En la incidencia
de la precipitación se reconocen como importantes la topografía
local, la humedad y la velocidad de avance de un huracán,
pero los intentos para determinar una conexión directa
han sido estériles hasta ahora.
La fuerte precipitación
causa dos tipos de destrucción. El primero es debido a
la infiltración del agua en los edificios causando daños
estructurales; si la lluvia es continua y persistente, las estructuras
simplemente pueden colapsar por el peso del agua absorbida. El
segundo, más generalizado, común y mucho más
dañino, es la inundación sobre tierra, que pone
en riesgo todos los valles junto con sus estructuras e instalaciones
críticas de transporte tales como carreteras y puentes.
Los deslizamientos,
como peligros secundarios, frecuentemente son originados por una
fuerte precipitación. Las áreas con pendientes desde
medianas hasta muy pronunciadas se sobresaturan y fallan a lo
largo de las zonas más débiles. Así, las
áreas en un valle de terrenos bajos no son los únicos
lugares vulnerables a la precipitación.