El primer paso
en el análisis de riesgos meteorológicos es determinar
cuáles son los peligros. El grado de peligrosidad se calcula
en función de la máxima amenaza posible. El concepto
de peligro incluye el espectro probable de intensidades del suceso
y la probabilidad de que suceda.
Tras la evaluación
del peligro se determina la vulnerabilidad, la cual es una medida
de qué tan propensa es una localidad o una ciudad para tener
daños generados por fenómenos naturales o antropogénicos.
El peligro y la vulnerabilidad
se suman en el riesgo. El riesgo puede considerarse subjetivo u
objetivamente; un riesgo subjetivo es aquel que perciben las personas
afectadas; es decir, cuando aceptan un peligro potencial y deciden
evacuar una zona vulnerable. En tanto, el
riesgo objetivo se define según el daño predicho y
la probabilidad de que ocurra por año.
En México
no somos ajenos a padecer fenómenos meteorológicos
destructivos. En la actualidad esta situación prevalece y
se mantiene como una constante que se ve agravada por la suceptibilidad
del territorio a la acción de ciclones tropicales en ambos
litorales –Pacífico y Golfo de México, además
del Mar Caribe— por un período que abarca más
de la mitad del año (mayo 15 - noviembre 30), así
como por la vulnerabilidad de los grandes conglomerados poblacionales
expuestos a los diversos peligros asociados a estos fenómenos. |